Capítulo 8: La Humillación de AuroraLa gobernanta, con un semblante serio y preocupado, se acercó a su habitación, silenciosa como una sombra. Sin decir palabra, le indicó a Aurora que la siguiera y, sin opción, ella obedeció. Cepillándose rápidamente el cabello y vistiendo un vestido sencillo, corría descalza para alcanzar a la gobernanta.El pasillo se veía imponente y vacío, y ella se sintió pequeña ante la grandeza del lugar. Con cada paso, sentía el peso de su destino. La casa ahora era un laberinto de secretos, un espacio que apenas conocía, pero que ya estaba impregnado de angustia.Al llegar al despacho de Andrews, dudó un momento frente a la pesada puerta antes de entrar, con la gobernanta detrás de ella.Andrews estaba sentado detrás de su escritorio, de espaldas a ella, mirando por la ventana. El silencio en el aire parecía denso, cargado de una tensión creciente. Cuando la oyó entrar, no se giró de inmediato. Se mostraba tan seguro, tan inquebrantable en su poder.Finalme
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