Capítulo 32: Entre la libertad y la marca que queda
— No, pero sin duda deberías ser el único tipo con el que nunca debí cruzarme en el camino.
— Si estás arrepentida, simplemente divórciate.
— Seguro que tengo más que perder que ganar con ese divorcio, ¿no crees?
— Exactamente, por eso deberías quedarte callada. Tus palabras no significan gran cosa para mí, y tú sabes muy bien el motivo...
— ¡Lo sé! Sé que para ti no soy más que una impostora y un peso muerto. Tranquilo, Andrews, no voy a molestarte. — concluyó ella, con la voz cargada de ironía.
Andrews se quedó sin palabras por un instante. Tragó saliva y carraspeó antes de responder.
— Perfecto. Por cierto, ya te devolví tu libertad, no voy a ser tan malagradecido. Ya puedes salir de la mansión, ir adonde quieras, pero no intentes escapar. Si lo intentas, voy a encontrarte. — Su voz llevaba una amenaza velada, pero Aurora solo sonrió, como si aquello no la afectara en lo más mínimo.
— No puedo esperar. — dijo, dando un pa