Enterprises Misuri
Beth llegó temprano a la empresa, como siempre, con un café caliente en mano. Sabía exactamente cómo le gustaba a Mateo: fuerte, con apenas un toque de azúcar. Era un detalle pequeño, pero le gustaba pensar que, al menos en algo, podía anticiparse a sus necesidades.
Sin embargo, al llegar a la recepción, la secretaria la miró con cierta incomodidad antes de hablar.
—Señorita Beth, hay alguien en la oficina del señor Savelli.
Beth frunció el ceño.
—¿Quién?
—No lo sé… pero se negó a dar su nombre y dijo que esperaría a Mateo.
Beth no necesitó más para acelerar el paso. Su instinto le decía que no sería una simple visita de negocios.
Cuando abrió la puerta, se encontró con una mujer sentada en la lujosa silla de cuero negro del CEO, con la pierna cruzada y una expresión de absoluta confianza.
Era joven, alta, de rostro afilado y mirada intensa. Pero había algo más en ella, algo que le hizo erizar la piel.
La mujer ni siquiera se inmutó al verla entrar. Simplemente, la e