Treinta y uno.
Anastasia no podía creer lo que estaba escuchando, su cuerpo se sintió frío y pesado tan pronto Erick terminó de hablar, incluso mucho antes, durante toda su narración.
Jamás hubiera creído que el pasado de Erick sería así de grave.
— Al principio creí que saldría, es decir, Máximo sabe nadar, pero cuanto más pasaba el tiempo me dí cuenta de que no lo hizo. Estaba asustado. Tenía mucho miedo... Miedo de mis propias emociones. — Erick se miró las manos. — Yo me sentí aliviado de que no saliera, Anastasia, no estaba triste, ni asustado, estaba satisfecho. Eso ni siquiera está bien, alguien capaz de arrojar a su hermano por la borda en medio del mar debería sentirse consternado... Yo, por eso no podía vivir con la ansiedad y me ahogaba en ansiolíticos y calmantes para poder olvidarlo... Lo de mi madre fue traumático, sí... Pero fue mucho más traumático no haber tenido remordimientos después de haberme dejado llevar al extremo y luego empujar a Máximo.
Jamás habría pensado que el pasado