DÍA DEL JUICIO.
Ángel desvió la mirada; ver a esa mujer le hacía recordar todo ese pasado. Se sintió indignado de que estuviera en Washington y ni siquiera le había dejado ver a su hijo. Se preguntaba: ¿Cuándo habían regresado? ¿Por qué su pequeño no le había llamado a decir que estaba de vuelta? Lo último que supo fue que regresarían una vez que terminara el campamento; por las fechas que le dio, este aún no acababa.
Después de sentarse, la miró; estaba tan hermosa como siempre. Al verla sonreír con Gonzáles, pensó en lo segura que estaba de ganar el juicio, pero él no se lo permitiría. Ahora tenía un motivo más para ganar ese caso.
Cuando Marcos salió a la sala de juicio, a los primeros que vio fue a Ángel e Isabela. Clavó la mirada en esta última, observándola con odio y desprecio. Tras apartarla de ahí, centró su atención en Ángel, le regaló una sonrisa hipócrita y mirada siniestra.
Isabela empezó a temblar, decía no poder ver a Marcos, que le aterraba estar en el mismo lugar. Ángel trató de ca