CNOCIENDO A SU BISABUELO.
Ángel y Maite se separaron, ambos regresaron a ver a un Marcos que, por la expresión de su rostro, estaba furioso.
—El abogado vino a visitar a Maite —explicó Elisa, aún con el apellido Thompson recorriendo su cabeza.
—¿Tienes problema con eso? —inquirió la mayor.
Sin desconectar la mirada de aquel hombre, Marcos balbuceó:
—Mi esposa y yo estamos de salida, así que puede venir otro día a visitarla —“si es que permito que ingreses”, reprochó para sí mismo. Maite frunció el entrecejo porque ella no recordaba que fueran a salir. Se preguntó: ¿en qué momento le propuso salir? Ella no recordaba que lo hubiera hecho.
—La verdad es que no he venido a visitar a Maite —explicó, soltando un suspiro—. He venido a hablar con usted —dirigió la mirada a Marcos—. Hay algo importante que debemos tratar, los tres —vocalizó.
—¿Nosotros tres? —Ángel asintió. Elisa no comprendía qué quería hablar ese muchacho; ella no lo conocía, jamás había tratado con él. Cuando el apellido le regresó a la memoria