Ya había transcurrido una semana desde que Sabrina había llegado a la casa de Edwards Snowden, su esposo. Cuando decidió vivir y casarse con un completo extraño, pensó que sería mucho más difícil la convivencia, pero estaba siendo todo lo contrario. Edwards era cariñoso, detallista, respetaba sus espacios y era una gran compañía. Sabrina sabía que una semana era poco tiempo para involucrarse sentimentalmente con él, sin embargo, ahí estaba, completamente cautivada por Edwards.

Edwards no se sentía muy diferente a como Sabrina lo hacía. Desde que vió a su esposa por primera vez se sintió flechado. Es como si al mirarla hubiera caído en una especie de embrujo. La mujer era hermosa, completamente de su gusto, pero además de una cuestión netamente física habia algo más profundo. no sabía cómo explicar lo que le pasaba de una manera racional, pero si de algo estaba seguro, es de que se estaba enamorando.

Una parte de él tenía miedo, después de la traición de Sarah era normal que estuviera