Cloris estaba aún más compungida:
—¿Quieres decir que no puedo competir con Serena? ¿Entonces debería irme?
—¿Que te vayas? —respondió Lorenzo con una carcajada fría, como si le hubiesen contado un chiste—. ¿Acaso no todo lo que llevas puesto es algo que te compré yo? Incluso tu trabajo lo conseguí yo.
Cloris lo miró, furiosa:
—¿Crees que no puedo vivir sin ti? ¡Pues me voy a buscar trabajo!
Con eso, salió corriendo. Serena se cubrió el rostro con una mano, cansada de ese melodrama. Esta clase de peleas ya habían ocurrido varias veces en "Amor de Poder: El consentido de Señor Lorenzo". Cada vez que Lorenzo y Cloris discutían, Serena había estado tras bambalinas prendiendo la mecha y recogiendo ganancias mientras ellos se disputaban.
Pero Serena jamás imaginó que la pareja, a pesar de estar supuestamente "lejanas", seguirían discutiendo, y justamente frente a sus ojos.
En ese momento, Luisa estaba deseando intervenir, su cerebro de enamorada ya imaginaba el buen escenario:
—¡Serena, mi