Serena no entendía bien por qué se había dormido en el set de filmación y había despertado en casa. En realidad, ni siquiera lo recordaba.
Las pestañas de Esteban eran bastante largas. Serena se acercó con curiosidad, intentando medir con los dedos cuánto lo eran.
Antes de que sus yemas tocaran sus pestañas, él abrió los ojos de repente.
Serena se encontró con su mirada.
—B-buenas noches —susurró.
Esteban le tomó la mano, aún con algo de sueño, la bajó con suavidad y volvió a cerrar los ojos.
Pasados unos minutos, finalmente la soltó.
Fue entonces cuando Serena notó que estaban en la casa que casi nunca usaba, aunque normalmente ella debería estar aún en el set filmando hasta tarde.
Con voz suave, preguntó:
—¿Viniste a verme al rodaje?
Esteban le pellizcó la mejilla con ternura.
—Deberías cuidar más tu salud.
Serena se sintió un poco feliz, se deshizo de las cobijas y se acurrucó en el pecho de Esteban.
Él soltó una pequeña risa.
—¿Por qué eres tan pegajosa?
Tan pegajosa... y tan ador