ROMÁN.
—Estás de muy buen humor para ser un hombre que amenazó con dispararme hace apenas unas horas—, dice Lionel desde su asiento frente a mi escritorio, mirando la taza de café que había dejado a mi derecha. En su rostro hay una sonrisa, el conocimiento siempre presente de que estoy controlado por una mujer que todavía tengo que reclamar, y que lastimarlo le causaría angustia.
Angustia es una palabra que nunca debería asociarse con mi pequeño y glorioso rebelde. Algo que él sabe. Mi amor por ella le da al imbécil sonriente una pequeña sensación de consuelo porque ella está feliz y yo he cumplido mis promesas. Lilibeth Armas es:
Protegido.
Intacto.
Preocupo por.
Sólo unos meses más y será todo menos pura.
Sus ojos pasan de mí a la taza; una sonrisa arrogante crece a cada segundo porque la espuma fría, su preferencia característica, todavía se encuentra encima de este dulce brebaje. Lionel sabe que solo bebo esto porque ella lo preparó y que, por elección propia, me gusta el c