Los ojos de Lilia ya estaban llenos de pánico, apenas pudo hablar:

—Samuel, déjame te explico...

A nuestras espaldas, Baldo ya le había sacado todo al teléfono de Lilia, encontró su conversación con Elba, y también recuperó las fotos y videos que había borrado:

—Alfa, Lilia le mandó un montón de cosas y fotos para provocar a Elba. Aquí también hay un video de seguridad que borró...

Agarré el teléfono que me pasó Baldo y chequé los chats y los videos.

Esas palabras llenas de veneno y presunción, y las fotos mías conviviendo bien cerquita con Catalina.

Cada frase, cada escena era como si me clavaran millones de agujas de plata en los ojos.

Ese último video del comedor de la casa me dejó helado, como si hubiera caído en un pozo de hielo.

¡Lilia obligó a Elba a comer pan al que a propósito le había puesto matalobos!

Mientras más veía, más me entraba el miedo. Se me heló el corazón por completo.

¡Con que ese día el pan de verdad tenía matalobos que le puso Lilia!

Las heridas que tenía Lilia