Capítulo47
Julieta tenía remordimientos por no haber podido salvar a su querido don Camilo, por eso ella no podía dejar su cuerpo en las manos de otras personas. Él la había cuidado desde que era una niña y también había sido la última persona cercana a ella.

En cuanto pensó en todo esto, Julieta no pudo contener las lágrimas.

Antes, ella se veía a sí misma como una princesa en un castillo, con un estilo de vida lujoso, siempre bien amada y mimada. Jamás se le pasó por la mente que un día no tendría nada.

—¿Julieta? —dijo Ismael mientras la empujaba por el brazo gentilmente.

Julieta se recompuso. Se secó las lágrimas con el dorso de la mano, y con una sonrisa amarga respondió:

— Estoy bien, estoy un poco triste por haber pensado en la muerte de don Camilo. Tranquilo, en serio estoy bien.

Ismael frunció el ceño. Inexplicablemente sintió un poco de pena en el corazón, y dijo para sus adentros:

“¿Por qué ella siempre era tan terca? ¿Por qué no quiere pedirme ayuda?”. Aunque pensándolo bien: ¿
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