40. Infiltrado
Dania.
Ya es domingo, fuimos a la iglesia mi padre y yo, a mi madre para nada que me ha tocado verla por aquí, no se reúne con nosotros en ninguna de las comidas y la culpa comienza a carcomerme lentamente en el interior, pensando en que no tenía que haberle reclamado, en que no debí enojarme con ella por lo que hizo, pero mi padre entendió mi lucha interna aunque no dije ni una palabra y me consoló diciéndome que ponerle limites a las personas que amamos son de las cosas más difíciles y que crean un ambiente tenso después, pero que son necesarios.
Paso la secadora por mi cabello húmedo, mañana comienzo en mi nuevo trabajo, le dije a papá que me llevara para apaciguar el sentimiento de mentira por lo que le dije a Dominic, él aceptó hacerlo encantado, un repiqueteo en la ventana me hace girarme con brusquedad, las cortinas están corridas, no puedo ver al otro lado, apago la secadora pensando que tan solo es un producto de mi imaginación, pero el leve sonido aparece de nuevo, me leva