Aquí encontrarás dos libros: 1. Escort de Lujo para el CEO y 2. Esposa de Lujo para el CEO Mafioso. El trabajo de Jennifer era sencillo; bailar ante hombres ricos en un club nocturno, sin embargo cuando su pequeña hermana recae de su enfermedad grave decide que tendrá que hacer algo que había estado evitando, hacer algo más que bailar por lo que cuando Alexander Lennox ofrece una suma exorbitante por estar una noche solo con ella, ella acepta sin siquiera saber quien era aquel elegante hombre quien la lleva a un lujoso apartamento donde pasan la noche juntos, pero lo que Jennifer no sabía es que estaba en la mirada de aquel hombre desde mucho antes y que él haría lo que fuera necesario para saciar aquella sed y obsesión que tenía con ella desde el momento en que la vio.
Leer másCuando diriges una compañía necesitas escapes, muchos escapes, necesitas desalojar todo aquello que causa estrés, todo aquello que nubla tu mente y no deja que hagas tu maldito trabajo de la forma correcta. A veces son personas, a veces son cosas, pero en mi caso esos escapes se materializan en un lugar en específico, el lugar donde puedo cumplir mis fantasías, donde puedo dejar que esa parte de mi se apodere de la situación solo por un momento, un momento donde puedo sentir el éxtasis brotar de mis poros, esos mismos que justo en este momento se erizan cuando siento que el auto se detiene enfrente de la puerta trasera del club; mi lugar seguro, mi escape.
En el momento en que el auto se detiene un hombre abre la puerta para mí, me saluda y de inmediato abre la puerta de atrás. Camino frente a él mientras aflojo mi corbata hasta llegar al ascensor privado, el hombre lo abre para mí y ambos entramos en el pequeño espacio. Mientras el aparato sube no puedo evitar sentirme eufórico, como si fuera la primera vez que vengo, como si fuera mi m*****a primera vez teniendo los pechos al aire de una preciosa mujer. El ascensor se detiene y justo como cada ocasión cuando las puertas se abren dos hermosas mujeres, de cabellos rubios, como las prefiero, me esperan prácticamente desnudas frente a mí, cada una con una sonrisa de oreja a oreja, esperando ser la afortunada que esté conmigo esta noche; Angelic, como casi siempre, es la elegida, no porque tenga una fascinación con ella, no porque me haya enamorado de ella, yo jamás me enamoraría de nadie, sino porque es la que está dispuesta a todo, solo por estar un rato conmigo cada noche.
Su sonrisa se vuelve más ancha si aun puede ser posible en cuanto la elijo a lo que el hombre que me acompañaba se aleja de ambos y es ahora Angelic quien me guía hacia el privado. Allí, las puertas se abren y se cierran inmediatamente en cuanto entramos. Me siento en el hermoso sillón de cuero al mismo tiempo que la música comienza a sonar. Angelic me sonríe, me sonríe con esa pequeña boquita que hace maravillas, mientras que yo me acomodo aun más en el sillón y saco mi billetera. Angelic comienza a moverse lentamente mientras poco a poco se desprende de las pocas prendas que tiene encima.
Se suelta la coleta del cabello y comienza a bajarse lentamente el cierre que tiene su vestido de cuerina en todo el centro del mismo, sin embargo, empieza a juguetear conmigo cuando llega a sus senos, puesto que en cuanto baje aun más el cierre sus pechos gigantes saldrán para mí; se muerde el labio inferior mientras sigue jugueteando con el vestido hasta que finalmente lo baja al tiempo que sus enormes pechos rebotan saliendo de la apretada prenda lo que amerita que un billete de cien dólares salga de mi cartera y sea puesto sobre el cuero del sillón; ella sonríe. El cierre continua su curso mientras sus caderas se siguen moviendo como si de una m*****a serpiente se tratara, hasta que finalmente el vestido cae al suelo, lo que causa que dos billetes más se unan a la diversión.
La música sigue sonando y ella sigue moviéndose jodidamente bien, me da la espalda dejándome ver su pequeña tanga atrapada entre sus grandes glúteos, su cabello largo cae en esa misma espalda y sus largas piernas se ven estilizadas por aquellos tacones. Ahora, es el turno de jugar con las pequeñas ligas de su tanga, juguetea con ellas y conmigo mientras intenta bajarlas, lo que hace que mi miembro se coloque duro como roca; dos billetes más aparecen en el sillón hasta que finalmente, aun dándome la espalda, se inclina hacia adelante dándome la vista perfecta de su culo, y la prenda, también cae al suelo lo que amerita tres billetes más para la linda Angelic.
Ahora es mi turno, me levanto del sillón, terminando de desajustar mi corbata y quitándola de mi camino, me despojo de mi traje y me bajo los pantalones. Ella se relame los labios y se inca para mí, comienza con su tarea al tiempo que no puedo evitar incrustar mis dedos en su espeso cabello en busca de calmar esta sensación, en busca de consuelo, quiero mi pene tan adentro de su garganta como se pueda. Angelic me mira, mientras sigue moviendo su boca para mí, lo que me vuelve loco, ver esos ojos cafés, esas pestañas largas y pobladas y como sus ojos se cristalizan cada vez que empujo más hacia adentro; la sola imagen hace querer correrme por lo que debo sacarlo. La tomo por los hombros y hago que se levante, la coloco de nuevo contra la pared, dándome la espalda, saco un condón de mi billetera mientras ella me mira por encima de su hombre con esa expresión que me vuelve loco, esa expresión que me dice que le gusta, que le gusta sentirse usada, que dejaría que le hiciera esto todos los días, que quiere que me la coja cada que pueda.
Me coloco el condón tan rápido como puedo y simplemente la penetro mientras la tomo del cabello y estampo su rostro en la pared, escucho su risa, sí, su risa, le gusta rudo. El sonido de nuestros cuerpos chocando se escucha por toda la pequeña habitación, sus gemidos se mezclan con la música, su espalda está tan arqueada como puede y puedo sentir como su vagina moja cada vez más mi pene erecto. Siento esa sensación que proviene de la boca del estómago, siento eso que me dice que no me detenga, que continue disfrutándolo hasta que logro correrme. Me deshago del preservativo y Angelic me da la pequeña bolsa con cierre de plástico que acostumbra a darme, dejo el condón allí, cierro la bolsa y la guardo en el bolsillo de mi traje; soy muy precavido en los lugares donde dejo mi esperma.
Dejo dos o tres billetes más sobre el sillón y luego de vestirme salgo del privado con un suspiro dentro de mi boca, me arreglo el cabello y me dirijo hacia el ascensor, pero escucho una canción, algo más suave, algo que no acostumbran a colocar aquí. El hombre que abrió mi puerta me espera junto al elevador, sin embargo, yo decido dirigirme hacia el club.
—Señor, cualquier persona podría verlo —escucho al hombre.
—Solo quiero ver quién baila —me encamino por el pasillo contrario hasta que llego al club, que ilumina mi rostro con todas esas luces y colores.
Nunca había visto el lugar desde esta posición, no deseo que nadie sepa que lo frecuento, pero esa canción, esa canción es de alguien que yo nunca había visto bailar, no es el tipo de canciones que bailan las mujeres de aquí. Todos los hombres se levantan de sus asientos y aplauden, pero tantos cuerpos no me permiten ver de quién se trata hasta que toman asiento y es cuando la veo.
Su cabello es largo, con bonitas ondas, es rubia, como me gustan y puedo jurar desde aquí que sus ojos son jodidamente azules. Lleva puesto un pequeño babydoll color blanco, como si de una virgen se tratara, es tan transparente que puedo sus pequeños pezones porque a diferencia de todas estas pequeñas mujeres ella es delgada con piernas largas y senos pequeños, yo trago en seco, es hermosa. Tiene una cintura tan pequeña que podría ser una m*****a modelo en vez de estar aquí, pero cuando se da la vuelta, cuando se da la vuelta quedo estupefacto. Su trasero es pequeño, pero redondo, me imagino que cabe perfectamente en mi mano y me imagino ese rostro suave, delicado, ese maquillaje casi invisible mirándome, desde abajo, incada, justo como Angelic se encontraba hace unos minutos y ese solo pensamiento hace que mi pene vuelva a estar duro.
No sé quien es esa mujer, pero debe ser mía, quiero esa piel en mi cama, quiero esos en mi pene, quiero saber a que huele, quiero todo de ella.
Max.Valeria está muerta, sí, bien muerta, se suicidó lo cual es bastante extraño porque nunca la percibí como una maldita suicida, pero creo que todos tenemos cosas que alguien no sabe sobre nosotros. No me importa que esté muerta, no la necesito, pero antes de morir me dijo algo que ya yo sabía, que ella sabía, que todos intuíamos. Alex está vivo y eso sí es algo que me preocupa y que me importa porque volvió de la muerte y como es evidente volvió para vengarse, aun así, más que vengarse de mí, lo que realmente me pone inquieto es el asunto con Jennifer, MI JENNIFER. Lo único que busco dentro de todo esto es que jamás se entere que el padre del bebé que lleva dentro está vivo, pero lo que me regocija es que sé perfectamente que Alex no sabe que ese hijo es suyo, para este punto ya debe saber que ella está embarazada, pero estoy muy seguro de que cree que es mío.Llego a la casa creyendo que me encontraré a Sebastián, ese socio de Valeria que por motivos de viaje se salvó de la masac
Max.Valeria está muerta, sí, bien muerta, se suicidó lo cual es bastante extraño porque nunca la percibí como una maldita suicida, pero creo que todos tenemos cosas que alguien no sabe sobre nosotros. No me importa que esté muerta, no la necesito, pero antes de morir me dijo algo que ya yo sabía, que ella sabía, que todos intuíamos. Alex está vivo y eso sí es algo que me preocupa y que me importa porque volvió de la muerte y como es evidente volvió para vengarse, aun así, más que vengarse de mí, lo que realmente me pone inquieto es el asunto con Jennifer, MI JENNIFER. Lo único que busco dentro de todo esto es que jamás se entere que el padre del bebé que lleva dentro está vivo, pero lo que me regocija es que sé perfectamente que Alex no sabe que ese hijo es suyo, para este punto ya debe saber que ella está embarazada, pero estoy muy seguro de que cree que es mío.Llego a la casa creyendo que me encontraré a Sebastián, ese socio de Valeria que por motivos de viaje se salvó de la masac
Alex.Armando está estable, pero no lo suficiente, sus heridas fueron bastante profundas y ha pasado con fiebre alta y escalofríos, sin embargo, lo estamos manteniendo vivo. El santo cree que Armando está en la ciudad esperando el momento preciso para atacar e incluso han hablado por teléfono mientras Nate le apunta a armando con un arma en la cabeza, pero sabemos que debemos actuar porque Armando no durará. Está débil y pronto morirá.Entro a la habitación donde lo tenemos atado de una mano a la cama y él me mira con ojos inyectados en rabia, pero bastante cansados.—¿Por qué no me matas enseguida? El santo sabe lo que tiene que saber y sé que debe venir en camino porque no es estúpido y sabe que algo anda mal —es lo primero que me dice.—Yo no te voy a matar.—Claro que lo harás. Solo es cuestión de tiempo. Ya no te sirvo Alex, déjame en paz. Déjame hablar con mi hija para despedirme.Que hable de su hija es bastante bajo, sabe que la familia es importante incluso para hijos de puta
Jennifer.La casa de Amerie nunca me había parecido tan alta e imponente, definitivamente nunca pensé que esto pasaría, pero sé que se trata de algo que debo hacer y sé que la única razón por la que me siento tana asustada ante una simple casa es lo que estoy a punto de hacer; decirle la verdad a Amerie. Toda la verdad. Cuando toco la puerta una chica del servicio me deja pasar y me dice que Amerie me espera en su habitación, así que subo las escaleras y llego hasta la misma, luego abro la puerta encontrándome a mi amiga, la probablemente dejará de ser mi amiga en un rato esperándome sentada en el hermoso sofá que tiene junto a la ventana.—Hola —ella me sonríe débilmente, no sé por qué creo que ya sabe lo que le diré.—Creí que no ibas a venir sinceramente… pero no eres tan cobarde como tu esposo —su respuesta me deja helada. Es más que obvio que lo sabe así que me acerco a ella y me siento sobre la cama.—¿Qué es lo que sabes exactamente? —ella suspira.—Que me estuviste engañando t
Al llegar a casa lo primero que veo es el auto de Emiliano aparcado fuera junto a las camionetas de su seguridad. No puedo evitar resoplar de estrés en cuanto lo veo pues técnicamente no me agrada del todo Emiliano. Es un socio promedio que solo tengo en mi poder para cuando necesite echarle el agua sucia a alguien más. Es un completo idiota que no tiene mi respeto, pues quién realmente creo que tiene bolas es Valeria. Es astuta, intrépida y muy inteligente, es el tipo de mujer que cualquiera quisiera tener a su lado en este negocio por eso no me desharía de ella nunca, a menos que me traicione, clara está, pues eso en mi mundo, en mis reglas es simplemente algo que se debe pagar con sangre. Camino por la pasarela de la entrada y llego a la puerta, sin embargo, esta se abre antes de que yo siquiera pueda tocarla, al mirar noto que se trata de Cato y no puedo evitar fruncir el ceño.—¿Cato? ¿qué haces aquí? —es lo primero que le pregunto.—Buenas tardes, señor Max. Su esposa llamó, dij
Max.—No lo hice por ti, Max, yo no volveré a hacer nada por ti en lo que resta de mi vida —es lo que Jennifer me contesta—, lo hice por mi bebé… —no puedo evitar fruncir el ceño, pues no sé a lo que se refiere al decir eso—, está próximo a venir a este mundo y lo último que necesita cuando eso suceda es una madre viviendo en la calle, en la misera o peor, acompañando a su padrastro en la cárcel —en cuanto termina se aleja de mí, como lo ha hecho demasiadas veces ya.Y es que aún no puedo creer que Jennifer se haya enterado de que me cojo a Samantha. Le dije a esa perra estúpida que no me enviara mensajes y aun así lo hizo, lo hizo y me arruinó todo lo que había logrado poco a poco con Jennifer. La manera en la que se estaba dejando persuadir, la manera en la que estaba dejando que me acercara y cómo me decía que dejaría que fuera el padre de su hijo… justo cuando todo estaba saliendo bien, justo cuando nos dicen que el bebé es varón, justo cuando se cumple lo que más deseaba, justo c
Último capítulo