Escort de lujo para el CEO
Escort de lujo para el CEO
Por: cherrywatt
Prólogo

Cuando diriges una compañía necesitas escapes, muchos escapes, necesitas desalojar todo aquello que causa estrés, todo aquello que nubla tu mente y no deja que hagas tu maldito trabajo de la forma correcta. A veces son personas, a veces son cosas, pero en mi caso esos escapes se materializan en un lugar en específico, el lugar donde puedo cumplir mis fantasías, donde puedo dejar que esa parte de mi se apodere de la situación solo por un momento, un momento donde puedo sentir el éxtasis brotar de mis poros, esos mismos que justo en este momento se erizan cuando siento que el auto se detiene enfrente de la puerta trasera del club; mi lugar seguro, mi escape.

En el momento en que el auto se detiene un hombre abre la puerta para mí, me saluda y de inmediato abre la puerta de atrás. Camino frente a él mientras aflojo mi corbata hasta llegar al ascensor privado, el hombre lo abre para mí y ambos entramos en el pequeño espacio. Mientras el aparato sube no puedo evitar sentirme eufórico, como si fuera la primera vez que vengo, como si fuera mi m*****a primera vez teniendo los pechos al aire de una preciosa mujer. El ascensor se detiene y justo como cada ocasión cuando las puertas se abren dos hermosas mujeres, de cabellos rubios, como las prefiero, me esperan prácticamente desnudas frente a mí, cada una con una sonrisa de oreja a oreja, esperando ser la afortunada que esté conmigo esta noche; Angelic, como casi siempre, es la elegida, no porque tenga una fascinación con ella, no porque me haya enamorado de ella, yo jamás me enamoraría de nadie, sino porque es la que está dispuesta a todo, solo por estar un rato conmigo cada noche.

Su sonrisa se vuelve más ancha si aun puede ser posible en cuanto la elijo a lo que el hombre que me acompañaba se aleja de ambos y es ahora Angelic quien me guía hacia el privado. Allí, las puertas se abren y se cierran inmediatamente en cuanto entramos. Me siento en el hermoso sillón de cuero al mismo tiempo que la música comienza a sonar. Angelic me sonríe, me sonríe con esa pequeña boquita que hace maravillas, mientras que yo me acomodo aun más en el sillón y saco mi billetera. Angelic comienza a moverse lentamente mientras poco a poco se desprende de las pocas prendas que tiene encima.

Se suelta la coleta del cabello y comienza a bajarse lentamente el cierre que tiene su vestido de cuerina en todo el centro del mismo, sin embargo, empieza a juguetear conmigo cuando llega a sus senos, puesto que en cuanto baje aun más el cierre sus pechos gigantes saldrán para mí; se muerde el labio inferior mientras sigue jugueteando con el vestido hasta que finalmente lo baja al tiempo que sus enormes pechos rebotan saliendo de la apretada prenda lo que amerita que un billete de cien dólares salga de mi cartera y sea puesto sobre el cuero del sillón; ella sonríe. El cierre continua su curso mientras sus caderas se siguen moviendo como si de una m*****a serpiente se tratara, hasta que finalmente el vestido cae al suelo, lo que causa que dos billetes más se unan a la diversión.

La música sigue sonando y ella sigue moviéndose jodidamente bien, me da la espalda dejándome ver su pequeña tanga atrapada entre sus grandes glúteos, su cabello largo cae en esa misma espalda y sus largas piernas se ven estilizadas por aquellos tacones. Ahora, es el turno de jugar con las pequeñas ligas de su tanga, juguetea con ellas y conmigo mientras intenta bajarlas, lo que hace que mi miembro se coloque duro como roca; dos billetes más aparecen en el sillón hasta que finalmente, aun dándome la espalda, se inclina hacia adelante dándome la vista perfecta de su culo, y la prenda, también cae al suelo lo que amerita tres billetes más para la linda Angelic.

Ahora es mi turno, me levanto del sillón, terminando de desajustar mi corbata y quitándola de mi camino, me despojo de mi traje y me bajo los pantalones. Ella se relame los labios y se inca para mí, comienza con su tarea al tiempo que no puedo evitar incrustar mis dedos en su espeso cabello en busca de calmar esta sensación, en busca de consuelo, quiero mi pene tan adentro de su garganta como se pueda. Angelic me mira, mientras sigue moviendo su boca para mí, lo que me vuelve loco, ver esos ojos cafés, esas pestañas largas y pobladas y como sus ojos se cristalizan cada vez que empujo más hacia adentro; la sola imagen hace querer correrme por lo que debo sacarlo. La tomo por los hombros y hago que se levante, la coloco de nuevo contra la pared, dándome la espalda, saco un condón de mi billetera mientras ella me mira por encima de su hombre con esa expresión que me vuelve loco, esa expresión que me dice que le gusta, que le gusta sentirse usada, que dejaría que le hiciera esto todos los días, que quiere que me la coja cada que pueda.

Me coloco el condón tan rápido como puedo y simplemente la penetro mientras la tomo del cabello y estampo su rostro en la pared, escucho su risa, sí, su risa, le gusta rudo. El sonido de nuestros cuerpos chocando se escucha por toda la pequeña habitación, sus gemidos se mezclan con la música, su espalda está tan arqueada como puede y puedo sentir como su vagina moja cada vez más mi pene erecto. Siento esa sensación que proviene de la boca del estómago, siento eso que me dice que no me detenga, que continue disfrutándolo hasta que logro correrme. Me deshago del preservativo y Angelic me da la pequeña bolsa con cierre de plástico que acostumbra a darme, dejo el condón allí, cierro la bolsa y la guardo en el bolsillo de mi traje; soy muy precavido en los lugares donde dejo mi esperma.

Dejo dos o tres billetes más sobre el sillón y luego de vestirme salgo del privado con un suspiro dentro de mi boca, me arreglo el cabello y me dirijo hacia el ascensor, pero escucho una canción, algo más suave, algo que no acostumbran a colocar aquí. El hombre que abrió mi puerta me espera junto al elevador, sin embargo, yo decido dirigirme hacia el club.

—Señor, cualquier persona podría verlo —escucho al hombre.

—Solo quiero ver quién baila —me encamino por el pasillo contrario hasta que llego al club, que ilumina mi rostro con todas esas luces y colores.

Nunca había visto el lugar desde esta posición, no deseo que nadie sepa que lo frecuento, pero esa canción, esa canción es de alguien que yo nunca había visto bailar, no es el tipo de canciones que bailan las mujeres de aquí. Todos los hombres se levantan de sus asientos y aplauden, pero tantos cuerpos no me permiten ver de quién se trata hasta que toman asiento y es cuando la veo.

Su cabello es largo, con bonitas ondas, es rubia, como me gustan y puedo jurar desde aquí que sus ojos son jodidamente azules. Lleva puesto un pequeño babydoll color blanco, como si de una virgen se tratara, es tan transparente que puedo sus pequeños pezones porque a diferencia de todas estas pequeñas mujeres ella es delgada con piernas largas y senos pequeños, yo trago en seco, es hermosa. Tiene una cintura tan pequeña que podría ser una m*****a modelo en vez de estar aquí, pero cuando se da la vuelta, cuando se da la vuelta quedo estupefacto. Su trasero es pequeño, pero redondo, me imagino que cabe perfectamente en mi mano y me imagino ese rostro suave, delicado, ese maquillaje casi invisible mirándome, desde abajo, incada, justo como Angelic se encontraba hace unos minutos y ese solo pensamiento hace que mi pene vuelva a estar duro.

No sé quien es esa mujer, pero debe ser mía, quiero esa piel en mi cama, quiero esos en mi pene, quiero saber a que huele, quiero todo de ella.

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