Capítulo 5

Capítulo 5

VALENTINA

            En medio de mi sueño, escuché gritar a Suzette y también la escuché hablar con Axel y no sé qué me pasó después, cuando abrí los ojos ya era muy tarde, por lo que, me di un baño y me alisté lo más rápido que pude para irme a la recepción de las cabañas, aunque sabía lo que me esperaba ahí, el segundo round de la discusión de anoche con Suzette. Afortunadamente, al poner un pie en la recepción, me di cuenta que quién estaba ahí era él, Axel y de inmediato, sentí un escalofrío en el momento que sentí su mirada entre la mía.

            —Hola Vale, ¿cómo dormiste? Espero que muy bien, porque si no has descansado, ha sido en vano mi discusión con Suzette.

            —Hola Axel, buenos días. Entonces eran ciertos los gritos que escuché y yo pensando que estaba soñando. Sí he descansado, muchas gracias por preguntar. Pero, ahora supongo que nada podrá salvarme en el momento que me encuentre con Susy, por cierto ¿dónde está? No estaba en la cabaña.

            —No está, salió a atender unos asuntos. Pero, usted señorita me debe un abrazo y un beso.

—Claro que sí, Axel.

Lo abracé y en ese momento fue como si se detuviera el tiempo congelándose ahí con nosotros dos. Nunca olvidaré ese momento en que su perfume inundó mis sentidos y sus manos rodearon mi cintura y yo que pensaba que ya había superado mi enamoramiento por él y todo lo que me hacía sentir desde que yo era una niña de apenas 7 años. Nos separamos después de un rato y supe que Axel me iba a preguntar sobre todo lo que pasó ayer.

—Vale, ¿quieres que te prepare algo de desayunar? Lo que sea, no dudes en pedírmelo.

—En realidad, no tengo ganas de desayunar. Pero, sí te acepto un café.

—Claro que sí, enseguida te lo traigo.

—Muchas gracias, Axel. Si llega alguien, yo lo atiendo.

            Llegó un huésped y lo atendí y me sorprendí mucho que Axel, siendo tan experto en la cocina, no hubiera regresado de traer un simple café, por lo que me ausenté un poco de la recepción y fui a ver lo que pasaba y al estar ahí con él, no pude evitar reírme un poco de la situación.

            —Axel, se está tirando el café. Estás muy distraído ahora o quizás estás desvelado y ya te afectó demasiado.

            —Ya estoy viejo, Vale. Le perdí la práctica a hacer cafés, esos siempre los hacía Isabel.

            —Pierde cuidado, yo te ayudo a limpiar el desastre.

            —De ninguna manera, ya lo hago yo.

            Axel sirvió los cafés en unas tazas y después se dispuso a limpiar el café derramado. Ambos volvimos con nuestro café en mano a recepción y en ese momento supe que iba a empezar con el interrogatorio.

            —Vale, quiero que me cuentes todo sobre lo de anoche—dijo así sin más—sabes que siempre puedes contar conmigo.

            —No tan rápido, Axel—me defendí enseguida—quiero que me digas tú primero ¿qué te trajo de vuelta? Es que pasaron tres años desde la última vez que nos vimos y de la nada, estás aquí de regreso.

            —Sabes que nunca quise irme de este lugar, fueron las circunstancias las que me orillaron a hacerlo y volví porque extrañaba estar aquí y por supuesto, las extrañaba a ti y a Suzette.

            —Vaya, y ¿qué dice a todo esto Isabel? A ella no le debe estar haciendo mucha gracia esto, nunca le ha gustado vivir aquí y ella es una de las razones por las que te fuiste del pueblo.

            —Veo que no sabes nada, Vale.

            Axel se levantó de su silla y empezó a caminar como un león enjaulado, lo que me llevaba a preguntarme lo que dije mal esta vez, no soy muy buena con las palabras, pero según yo, no le dije nada malo a él en absoluto. Dejé que se calmara un momento y después, se sentó de nuevo, me miró a los ojos y en los suyos había dolor y sentimientos que tenía reprimidos muy dentro de sí, lo pude leer en el gris de su mirada atormentada.

            —Isabel no está aquí conmigo, nos hemos separado para siempre—declaró—he regresado solo yo.

            —Axel, lo siento mucho—me disculpé—es que yo no sabía nada de tu divorcio. No me dijo nada Suzette.

            —No hay que decir, no me divorcié porque no llegamos a casarnos. Una semana antes de la boda, todo se canceló.

            —Vaya, no sé qué decir.

            En verdad me había quedado sin palabras, era cierto que nunca deseé que Axel se casara con Isabel, ni con ella, ni con nadie porque siempre tuve sentimientos por él, aún sabiendo que lo nuestro era más que imposible, por los 15 años que nos separaban principalmente entre otras cosas y no pude evitar sentir alivio, al saber que él estaba de regreso, soltero y que se iba a quedar conmigo y con Suzette. Pero entonces no sabía la verdadera razón y él seguía estando con ese algo en su mirada que significaba que algo le pasaba.

            —Encárgate un momento, por favor Vale. Tengo que ir al servicio.

            —Claro que sí, adelante.

            Pasó un rato y Axel no volvía del servicio, eso no estaba bien y me preocupé demasiado y justo cuando cerré la puerta de recepción para tener un momento libre, él se apareció frente a mí con los ojos enrojecidos, lo que me confirmó que algo malo le estaba pasando y que yo, había tocado una fibra sensible de él.

            —Axel, ¿qué tienes? Mira lo siento, yo no quise ser entrometida y soy una tonta. Yo no tenía idea que Isabel y tú terminaron, lo lamento de verdad.

            —No hay nada que lamentar, veo que Suzette y tú no tienen comunicación de hermanas. No me casé porque Isabel murió en un accidente antes de casarnos.

            No pude más y lo abracé, quería consolarlo y hacerle sentir que lo sentía de verdad. Eso me pasaba por querer evadir el tener que tocar el tema mío de anoche, pero viendo lo que había ocasionado, en ese momento prefería hablar de mí, que esto que estaba pasando. No aguanté y lloré con él estando abrazados por lo que parecía una eternidad y al mismo tiempo, nunca sería suficiente. Ahora sabía que nunca me había olvidado de él y menos de lo que él representaba en mi vida, no había dejado de sentir que el corazón me latía desbocado cada vez que él estaba cerca y ahora estaba aquí conmigo, tan cerca y al mismo tiempo, tan lejos.

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