LISSANDRA
Los días habían pasado. Sin duda, en este tiempo era la mujer más feliz del mundo. Ashton me amaba con una devoción que jamás creí merecer; me cumplía hasta el más mínimo capricho. Erick estaba feliz junto a su padre.
Ashton estaba lejos de ser ese CEO frío e implacable que solía ver en las reuniones de trabajo. Ahora no le importaba tomarme de la mano, besarme o sonreírme en la oficina. Todos los trabajadores estaban asombrados por el cambio de ese hombre que antes intimidaba a todos con su sola presencia.
Yo… yo estaba más enamorada que nunca. Me había entregado en cuerpo y alma a él y temía que esto fuera un sueño del que pudiera despertar… y volver a la pesadilla que alguna vez fue mi vida.
—¿Qué piensas, amor?
Lo sentí tomarme de la cintura por detrás y besarme el cuello mientras yo estaba parada frente al ventanal de su oficina.
—Solo en lo mucho que ha cambiado mi vida… Hemos estado más de dos meses juntos y este tiempo ha sido el más feliz de toda mi vida.
—¿Es así,