LISSANDRA
—Mami, ¿me veo como un jefe de verdad? —preguntó Erick, estirando su corbata azul marino con dibujos de dinosaurios pequeñitos.
—Te ves como el jefe más guapo que haya pisado una empresa —le dije, agachándome para peinar con los dedos uno de sus mechones rebeldes.
—¿Más guapo que papá?
—Uy… —reí—. Están empatados.
Erick sonrió con orgullo mientras Ash lo tomaba en brazos para subirlo al auto. Hoy no iba a la escuela. Hoy iba a “la empresa”, como él decía, a conocer el imperio de su papá y vivir su aventura de mini jefe. Ash se lo había prometido antes del matrimonio y Erick le había pedido que cumpliera su palabra, así que aquí estamos, preparándonos para que mi bebé vaya a la empresa de papi.
Ash lo había estado esperando desde las siete de la mañana. Impecable, traje negro, cabello peinado hacia atrás, mirada orgullosa y sonrisa más dulce de lo normal. Estaba emocionado. Tanto como Erick. Tal vez más.
—Listos, soldados —dijo Ash, cerrando la puerta del auto.
—¡Sí, señor! —