ASHTON GARDNER
La tarde se deslizaba lenta y cálida sobre la casa.
Liss dormía una siesta ligera en el sofá, con Erick en brazos y una mantita sobre ambos. Tiff estaba leyendo cerca, y yo simplemente los observaba en silencio, como si ese momento debiera ser guardado en cristal.
Y entonces, claro… llegó el huracán.
La puerta se abrió de golpe.
—¡Entregaaa especial! ¡Tartaleta de frambuesa para la mujer más fuerte de este planeta! —gritó Ethan, levantando una caja blanca como si fuera una corona de reina.
Erick se despertó con un leve respingo, pero Liss solo sonrió con los ojos aún cerrados.
—Eres un exagerado —murmuró ella, desperezándose.
—¡No! Soy un héroe que trae la alegría a sus vidas. Aquí estoy, trayendo dulzura a esta casa porque ustedes están muy amargados últimamente. Mucho drama, poco azúcar —declaró Ethan, ya caminando hacia la cocina.
Dejó la caja en la mesa y se giró con teatralidad.
—¿Y tú qué, Tiff? ¿No vas a aplaudir mi gesto noble y dulce?
Pero Tiffany no le prestab