Capítulo 228.
Luisa sentía cómo sus manos se volvían más pesadas, el control de la vida de la matriz de Oleika se encontraba completamente en su poder.
— Hecho— susurra Luisa para no debilitar su concentración.
En ese momento Mila toma una pócima que hizo a cuentagotas solo unos minutos antes, su respiración se escucha como un tambor justo el que es tocado antes de la guerra, anunciando la tensión reinante en el campo de batalla pero sobre todo… la posibilidad de bajas inminentes de compañeros guerreros.
Si se había pasado con cualquier ingrediente con solo una pizca, nada de eso saldría bien.
Sin embargo, no podía quedarse sin hacer nada y sin seguir pensando en tragedias o posibles consecuencias.
Con sumo cuidado abre los labios de Oleika y comienza a contar en voz alta.
— Una, dos… tres— solo debían ser veinte gotas para su peso, su tamaño y su complexión física, no podía pasarse, no podía quedarse con menos— dieciséis, diecisiete, dieciocho, diecinueve…
En ese momento un pequeño temblor distrae