Los señores vampiros que ocupaban la larga mesa de brillante ébano escuchaban con atención lo que Ryu les exponía. De los excesos de la noche anterior, no quedaba más que el recuerdo.
La brisa nocturna arrastraba consigo el aroma a salitre, penetraba por las ventanas abiertas de par en par junto con el rumor de las olas. Hubiera sido una escena idílica de no ser por las aciagas noticias que Ryu les contaba. Vlad en un extremo de la mesa lo miraba con sus ojos azules de expresión indescifrable; Zahyr en cambio, a su lado, mantenía la sonrisa inquietante en el rostro, parecía disfrutar con lo que Ryu decía.
Mientras Amaya se recuperaba de sus heridas, Ryu se dedicó a leer todos los archivos que contenía la memoria que ella había robado. Le llamó la atención uno en especial titulado «Proyecto principio y fin».
El archivo describía como el jefe de la división médica había logrado alterar a un grupo de niños huérfanos y convertirlos en súper humanos basándose en el código genético h