Escapando de un mal amor. Capítulo Detén tu mal amor
Luciana fue dada de alta un par de días después. Aunque su cuerpo ya se sentía más ligero, su alma continuaba cargando el peso de la culpa, la tristeza y el anhelo.
Apenas abrió los ojos esa mañana, lo primero que hizo fue buscar a su madre con la mirada.
—Ayúdame a vestirme —pidió en un susurro—. Quiero ver a Octavio.
Su madre no preguntó nada.
Le bastó con ver la intensidad de los ojos de su hija para entender que nada la haría cambiar de opinión. Le ayudó a ponerse una blusa holgada, y con delicadeza, la sostuvo mientras caminaban por los pasillos del hospital.
El doctor Larios las esperaba frente a la habitación de Octavio.
—Está estable —informó con serenidad profesional—. Le quitaremos el oxígeno en unas horas. Su voz sigue débil, pero con los medicamentos adecuados podrá recuperarse sin secuelas. Sin embargo, consideramos importante que vea a un especialista en salud mental. Ha pasado por mucho.
Luciana asintió con la garganta apretada.
—¿Puedo verlo? Por favor…
El médico dudó