KILLIAN
—¡No podéis hacer eso! ¡¿Sabes con quién me he aliado ahora?! —me grita.
—Con los hijos de puta que secuestraron a tus hijas, lo sé. No me importa arrasar con todos vosotros.
No he venido a discutir, hemos venido a tener una reunión, a que este capullo vea que ya no le queda nada. He saldado sus deudas y me he quedado con el resto de su dinero, solo es cuestión de horas que me quede con su puta empresa.
Se queda blanco cuando se entera, le cambia la cara, a él a esta familia. Ya no tiene ni cómo mantener sus lujos ni esta casa.
Ben tira la mochila a la mesa.
—¿Qué es eso? —pregunta.
—Lo justo para comprarte la empresa. Hay un millón —digo.
—No te voy a vender nada.
Solo basta que diga eso para tener un par de pistolas apuntándole. Su mujer casi se echa a llorar entre tembleques. Quiero terminar esto cuanto antes y no discutir, al final tarde o temprano voy a conseguir lo que quiero.
—Firma esos papeles y nos dejamos de rollos —ordeno.
Su seguridad ya no existe, cuando este sit