White se acercó a ella lentamente.
-Sí, sí, todos deben desaparecer, pero tú debes ir a dormir.
Xana retrocedió abrazando con fuerza la botella contra su pecho.
-No te acerques bicho feo.
La ceja del alfa palpitó. No debía molestarse. Solo era su mate borracha y con la lengua más afilada de lo que él estaba adaptado.
-Acaso soy feo, Xana- puso una mano sobre su cadera e inclinó su cabeza. El largo cabello caía sobre parte de su pecho desnudo y el pantalón acariciaba de forma erótica sus piernas largas y fuertes.
Las mejillas de Xana se sonrojaron y un puchero apareció en sus labios.
-Estás bien bueno…, pero eso no quita que eres un burro- dijo ella sacándole la lengua.
White suspiró. Era como tratar con una cachorra.
-Ok, soy un burro. Ahora ven- te puedes caer.
Xana retrocedió nueva