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Xana se quedó mirando esas manos. No la tocaban, pero era como si lo estuviesen haciendo. Sabía perfectamente cómo se sentían esos dedos sobre ella, sobre su piel, sobre su cabello, y tanto que la hizo gemir. Pero rápidamente estos desaparecieron de su vista para jalar la cadena y con este al hombre que la tenía, que cayó con un fuerte sonido al agua salpicando a los que estaban detrás de él.

Todo fue muy veloz. Mientras Xana aun procesaba aquello su brazo fue agarrado con fuerza y tirada hacia arriba. Casi tragó un chillido al caer sobre un hombro duro y la mitad de su cuerpo casi se dobló. Sus manos tocaron una dura espalda junto con un jadeó de ella. ¿qué demonios?

Escuchó un gruñido que provino del cuerpo masculino que la tenía agarrada. Intentó enderezarse, pero se dio cuenta de lo agotada que estaba. Además, con aquel contacto se estremeció y fue como si perdiera fuerza. Sus dedos se apretaron alrededor del suave y largo cabello plateado entre ellos.

Ah, esa sensación la conocía
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