Capítulo 91

—Papá, tenemos que hacer algo —gruñe Ariana, sin poder contener la frustración que le va subiendo por la garganta—. Nora ni siquiera nos ha visitado desde que se casó. No quiere ayudar, no contesta las llamadas. ¿Y la hubieras visto? La vi en el centro comercial y estaba como si nada. Sonriente. Feliz. ¡Y al lado de Silas! —Las palabras le salen atropelladas; lleva días rumiando el mismo encono.

Porfirio alza la mirada desde el periódico que sostiene con la mano. El pliegue entre sus cejas se marca con fuerza; la casa huele a café frío y a los ecos de una familia que ya no funciona como tal.

—¡Ariana, por favor! —responde con voz seca—. Aún estoy evaluando cómo podemos recuperar la empresa. No te pongas en plan dramático.

—¡¿Plan dramático?! —estalla ella—. Papá, lleva meses evitando responsabilidades. ¿Acaso no te das cuenta? Nora aparece en eventos con ese hombre y actúa como si aquello no fuera con ella. ¡Con nosotros lo mismo de siempre: indiferencia!

Adelina, que hasta