Luca
La amenaza de Petrov estaba cada vez más cerca. Su mensaje no era solo una advertencia, sino un recordatorio de lo que estaba dispuesto a hacer. Mi mundo siempre había estado envuelto en violencia, pero ahora no se trataba solo de proteger mis negocios o a mi gente, sino a ella.
Valeria.
No podía permitirme pensar demasiado en lo que sentía por ella, pero cada mirada suya me desarmaba un poco más. Esa noche, mientras repasaba los informes con Sam y mis hombres, mi mente volvía a sus ojos, a su voz temblorosa cuando me exigió respuestas. Ella estaba dentro de este mundo ahora, aunque no lo quisiera, y yo era el único capaz de mantenerla a salvo.
—Luca, necesitamos más tiempo para reforzar el perímetro —dijo Sam, interrumpiendo mis pensamientos.
—No tenemos tiempo —respondí con dureza. —Petrov no nos dará tregua. Si quiere la guerra, la tendrá, pero no lo dejaremos ganar.
Sam asintió, pero su mirada me dejó claro que estaba tan preocupado como yo.
—¿Qué hacemos con Valeria? —pregun