44. Conexión Mágica.
La escena en el establo era un eco siniestro de la pesadilla de Eryn. El aire, cargado con el olor dulzón y metálico del aceite, se mezclaba con el aroma a heno seco. La mujer yacía en el suelo de tierra, su belleza congelada en una paz antinatural.
—Otra mujer —resumió Evdenor, su voz un susurro áspero mientras observaba el cuerpo. Sus puños se apretaban y soltaban a sus costados—. Joven, igual de hermosa, piel morena y bien cuidada. Encontrada en uno de los establos de la ciudad.
Lean, arrodillado junto al cadáver, examinaba el cuerpo con una lupa. —¡Por Merlin! —exclamó, su voz temblorosa por la sorpresa—. Esta chica tiene más aceite que las otras. —Con unas pinzas, levantó suavemente el brazo de la víctima. El líquido espeso y dorado goteó de la piel con una viscosidad perturbadora, formando un pequeño charco brillante en la tierra.
Pero Evdenor ya no miraba el aceite. Su atención estaba clavada en el rostro de Lean, en la palabra que acababa de escapar de sus labios.
—¿Qué dijist