Cabizbajo, el castaño terminaba de colocar la capa a su príncipe, sintiendo el ambiente frío y envuelto en un silencio incómodo. Dentro de una hora sería el nombramiento de los nuevos caballeros de la Guardia Real, y no cualquier nombramiento, pues estos formarían parte del escuadrón de Evdenor; se les daría el honor de ser sus primeros respondientes, así como quienes deberían asistirlo en misiones, patrullas y cazas.

El mencionado no dejaba de mirar a Eryn. No disimulaba. Podría decirse que lo atravesaba con la mirada, tan profunda y detenida que lo observaba. Esto solo provocó que el menor bajara aún más la cabeza.

-¿Sigues molesto por lo de ayer? -preguntó.

Eryn no respondió. Continuó con los arreglos en la prenda del príncipe hasta que terminó.

-Estás listo -musitó, haciendo que el mayor frunciera el ceño, visiblemente enojado.

Eryn intentó alejarse, pero Evdenor se lo impidió tomándolo de la muñeca, obligándolo así a mirarlo. Su rostro estaba serio, y el corte en la ceja que habí