El Traidor.
El reloj digital marcaba las siete en punto cuando el edificio despertó.
Una fila de empleados ingresó por el vestíbulo de mármol blanco, saludando con sonrisas idénticas, ajustando sus tarjetas de acceso con movimientos mecánicos.
Isela era una de ellos.
Su cabello oscuro, recogido con precisión, su blusa blanca planchada sin una sola arruga, su paso firme pero medido, como si cada movimiento estuviera ensayado.
No destacaba entre los demás, nadie lo hacía. El eco de los tacones sobre el suelo pulido era el único sonido real entre tantas voces calculadas.
Tomó el ascensor hacia el piso veintiocho. El letrero sobre la puerta brillaba con letras azules:
Raven Trading — División de Análisis Financiero.
El mismo nombre que aparecía en su identificación:
Isela Valmorán — Analista Senior.
La pantalla de su escritorio la recibió con los informes del día.
Gráficos, balances, porcentajes de rendimiento. Todo perfecto, demasiado perfecto.
A veces, mientras escribía, su mente se detenía por un