Cuarenta y Ocho Horas
Damian levantó una ceja, escepticismo evidente en su rostro.
- ¿Es una amenaza?
- Un hecho. - corrigió ella con calma - Esa marca no es algo que puedas simplemente arrancarte de la piel. Es un vínculo de sangre, creado cuando tu sangre tocó el medallón mientras yo lo portaba.
Damian apretó la mandíbula, sintiendo de nuevo el ardor punzante en su pecho al recordar la sensación de despertar con esa marca grabada como si hubiera sido hecha con fuego.
- ¿Qué clase de vínculo?
- Uno peligroso y complicado. - respondió ella, sin rodeos - Si no se completa el ritual para sellarlo, ambos sufriremos las consecuencias. Y créeme, no solo me refiero al dolor físico. Tú perderás el control, cediendo a impulsos oscuros que terminarán en sangre... mientras yo acabaré consumida por un des