El Encuentro
Caleb caminaba por el corredor de la universidad con pasos rápidos y furiosos. Cada uno de sus movimientos reflejaba la rabia que sentía al ser llamado tan repentinamente por el incidente de Zane. Su hermano, siempre imprudente, no había escuchado ni una sola de las advertencias que Caleb o su familia le habían dado varias veces. De nuevo, había perdido el control y eso lo ponía en una situación aún más difícil de lo que ya estaba. "¿Cuántas veces tengo que decirte que te mantengas tranquilo, maldita sea?", pensó, apretando los puños mientras avanzaba.
Ronan, su asistente, caminaba a su lado, también con el ceño fruncido, pero más tranquilo que él. No entendía cómo Zane no había aprendido a controlarse, cómo seguía sin medir las consecuencias de sus acciones.
"