Capítulo 35

La besó tanto y tan fuerte, que sus labios vibraban y sus mandíbulas dolían, pero no quería dejarla ir, no quería solo conformarse con un beso, además, tenía que pedirle perdón por comportarse como un completo idiota primitivo y no pensar en más posibilidades que el simple hecho que ella lo había engañado. Él tenía que redimirse por haber actuado tan estúpidamente y no haber escuchado a esa vocecita en su interior que le decía que Sofi no era como estaba gritándole él en su cara. Cuando la maldecía por las noches por sentirse usado y traicionado, y para peor, por sentirse mal cuando nunca antes se sintió de esa manera y menos, confundida por una mujer. Aquella vocecita en su interior, le decía a gritos lo que en verdad le pasó con Sofi, pero se niega a creerlo, para Ian eso no existe y tampoco le puede pasar algo así; él no sabe cómo amar, nunca nadie le enseñó a hacerlo y jamás intentó saber cómo. Era suficiente ver como sufriría su madre por “amor”, cuando su padre la engañaba con cualquiera que tuviera un par de tetas y unas piernas largas las cuales podrían abrírselas sin restricciones. Fue ver ese dolor el que le impidió darse cuenta de la posibilidad de amar a alguien o que alguien lo amase a él; aunque su madre diga que lo más hermoso del mundo es el amor, él nunca va a entender como ella, una mujer, con todo lo que sufrió, todo el desplante que le hizo su padre y desamor que hubo de su parte para con su madre, puede decir que el amor era algo hermoso. No se supone que alguien que tiene, da y recibe amor, sufra de esa manera. No se supone que sea así.

Sabe que no es bueno para ninguna mujer, mucho menos para Sofi; es demasiado buena para él, es demasiado buena para cualquiera y jamás permitiría que un hombre jugara con ella, no iba a permitir que ningún hombre la hiciese sufrir. Pero ¿podría permitir que él juegue con ella? ¿Podría permitir que él la hiciese sufrir?

El rubio tiene una pelea apocalíptica interna; por un lado, está su conciencia que le dice a gritos que se aleje de ella antes de lastimarla; por otro lado, está su ser posesivo que no quiere que otro hombre el toque, quiere ser el único en su vida.

¿Qué se supone que debería hacer? Todavía no entiende cómo fue que dejó que las cosas se salieran tanto de control, cómo dejó que aflorarán sentimientos para con ella. Se suponía que solo la tendría en su cama un par de veces y luego, cada quien seguiría con su vida. Sin embargo, ella debía ser tan pura, transparente y abierta, carecer de experiencia y tener fantasías, y él como muy estúpido que era, tenía que querer hacer sus fantasías realidad y luego cagarlo todo sintiendo que ella le pertenece y dejar que sus propios sentimientos se interpongan entre ellos.

—Vamos adentro —pide con voz ronca sobre la boca de la joven.

La toma de la mano tira de ella con suavidad adentrándose en la casa. Una vez adentro, ella observa a su alrededor, escrutando el lugar y divisando unos sofás de cuero gris plomo debajo de un enorme ventanal, una mesita de café opaca en el centro, una televisión LED acomodada estratégicamente para poder verla en la comodidad del sofá grande. Al otro extremo una mesa rectangular también de vidrio opaco y sillas de cuero blanco, una repisa de granito, los pisos de laja negra.

«Todo muy típico de hombre soltero» piensa, elevando una comisura de su boca tratando de no sonreír abiertamente por ese pensamiento.

—Linda casa.

—Gracias —el joven detiene su marcha posicionándose delante de ella—. Quiero disculparme por haberme comportado como un puto cavernícola.

—Sí, es verdad, te comportas como un cavernícola, pero ya te disculpas.

¿Estás dispuesto a dejarme cumplir otra de tus fantasías? —propone con un deseo latente en sus ojos.

—Sí —susurra casi inaudible.

El rubio sonríe victorioso. La besa de nuevo con ímpetu y con brusquedad innecesaria, la pega a su cuerpo robando gemidos de ambos. Con un brazo la envuelve de la cintura y con el otro lo pasa por las rodillas para luego alzarla y llevarla escaleras arriba.

—A dónde vamos? —curiosa la castaña con vacilación.

—Shuu… Ya verás.

Ian se detiene frente a una puerta blanca; El primer pensamiento de Sofi fue que era la habitación de Ian, pero eso cambió en cuanto entraron, mientras la observaba como si fuese un depredador. Sofi abre la boca sorprendida al captar lo que había dentro; Claramente, Ian no podía dormir ahí. Por un momento se sintió dentro de esos libros eróticos que estaba leyendo y se encontraba dentro de un cuarto de BSDM. Pero aquella no era una habitación preparada para dicha actividad, todo lo contrario, aquella habitación estaba diseñada para concluir con todas las fantasías que pululaban en su cabeza y que le susurraban al oído constantemente.

—Aquí vamos a cumplir todas tus fantasías —Gesticula con las manos a cubrir toda la habitación—. Bueno, casi todas —le comenta sonriendo, mientras que, con su dedo índice le cierra la boca con sutileza.

 

Sigue leyendo este libro gratis
Escanea el código para descargar la APP
Explora y lee buenas novelas sin costo
Miles de novelas gratis en BueNovela. ¡Descarga y lee en cualquier momento!
Lee libros gratis en la app
Escanea el código para leer en la APP