Capítulo 154. Donde la sangre y el deseo se confunden
En el hospital Salvatore, Marco estaba de pie, apoyado contra una columna, con la mirada perdida. Cuando escuchó pasos, levantó la cabeza.
Y entonces la vio.
Irina entró junto a Alex.
Durante un segundo largo, Marco no respiró. El parecido era tan evidente que casi dolía.
Sus rasgos, la expresión serena bajo presión, incluso la manera de caminar…
—Vaya —musitó sin poder evitarlo—. Te pareces muchísimo a Olga. Me parece haber regresado en el tiempo y estar viendo a Olga el día que la conocí.
Irina arqueó las cejas, sorprendida, pero sonrió con cortesía. Olga, en cambio, tragó grueso. Su rostro apenas se inmutó, pero su mano se crispó sobre la cartera que llevaba.
—Eso dicen algunas personas —respondió Irina, mirando a Olga con cierta curiosidad, pero sin malicia.
Marco la estudió en silencio.
Era tan distinta a Bianca.
Y no solo en apariencia física, Irina era rubia, con el cabello ondulado y los mismos ojos azules de Olga, Bianca era morena con un cabello