Cuarenta y Ocho Horas
Damian empujó las puertas de vidrio de las oficinas de Acqua Vita en Londres con la seguridad de alguien que pertenecía allí, aunque nada estuviera más lejos de la realidad. Vestía un impecable traje azul oscuro, ajustado a la perfección, con una camisa blanca abierta justo lo suficiente para mantener la formalidad sin sacrificar su estilo. Su porte elegante y actitud imponente captaron la atención de la recepcionista, que alzó la mirada, sorprendida.
- Buenos días. Tengo una reunión con la señorita Alessia D’Angelo.
La mujer parpadeó rápidamente, casi tropezando con sus palabras.
- Oh... ¿Está agendada?
Damian sonrió con frialdad, consciente de cómo su presencia desestabilizaba a la gente.
- Claro, revisa la lista. Damian Northwood.
Mientras la recepcionista verif