La Heredera De Masquerade
El cielo sobre Masquerade se iluminaba con luces arcanas desde lo alto, su eco extendiéndose por los torreones, plazas y callejones. El sonido era claro, solemne… distinto. En la explanada frente al castillo, la multitud guardaba silencio. Vampiros, licántropos, híbridos, magos y elfos presentes se mantenían expectantes. En lo más alto de la torre, en el ala más protegida del palacio, la historia se escribía con sangre y destino.
Damian sostenía la mano de Alessia mientras los murmullos de las sanadoras de Carmesí llenaban la habitación. Ella seguía inconsciente, tendida entre cojines de seda, su piel pálida iluminada por la luz de las velas encantadas que flotaban en el aire. Su respiración era suave, constante y sin embargo, su cuerpo vibraba con la energía del nacimiento inminente.
- Estoy aquí, cariño… - susurró Damian, sentado junto a ella - Como prometí. No importa cuánto tardes en volver. Nuestra hija estará bien.
Al decirlo, le acarició el rostro con