Los días pasaban, pero **Zack** no podía sacar a **Carmen Esmeralda** de su mente. Revivía los momentos hermosos que habían compartido, los desafíos que superaron juntos. Hoy, en el trabajo, la observaba con el anhelo de hablarle, de que todo volviera a ser como antes. La angustia lo carcomía.
Fue entonces cuando **Lino**, su compañero de trabajo, se acercó, notando la desesperación en el rostro de Zack.
— ¿Qué tal, amigo? ¿Por qué tan preocupado? Tu impaciencia me inquieta. ¿Qué te sucede? — preguntó Lino, genuinamente preocupado.
— ¿Ves a esa mujer de allá? — respondió Zack, señalando a Carmen Esmeralda.
— ¿Qué le pasó a Carmen Esmeralda? Hasta donde sé, ustedes dos son inseparables. ¿Qué pasó? Los noto distanciados — inquirió Lino.
— Amigo, la cosa es que hace días recibí una llamada. Me dijeron que ella me estaba siendo infiel. Tuvimos un percance, discutimos porque le reclamé, y ella asegura que no tiene a nadie más aparte de mí.
— ¿Ella te dio algún motivo antes de esa llamada?