[Donovan]
—Bueno, bueno... La verdad no esperaba verte aquí. ¿Ahora usas intermediarios para verme? —Me tensé cuando escuché su voz tras mi espalda, pero no me moví ni un milímetro—. Eso no es muy valiente, que digamos.
El whisky frente a mí aún no lo tocaba. La tensión en mi mandíbula era tal que sentía que podría romperme los dientes con solo apretar un poco más. La mesa estaba impecable, reservada al fondo del exclusivo restaurante, lejos de los ojos curiosos, pero lo suficientemente cerca como para tener testigos en caso de necesitarlo. Privacidad absoluta, pero al mismo tiempo frente al ojo público necesario. El escenario perfecto para enfrentar al demonio.
Ahora, más que nunca, necesitaba dar cada paso perfectamente calculado.
Y por eso estaba haciendo esta movida, a escondidas de Cassia.
Reuniéndome con su peor pesadilla y mi peor enemigo.
Adrik Gavrilov, el hombre al que nunca consideré mi hermano, y que hace dos años se llevó la joya más preciada de mi vida, rompiéndola en ci