Los días eran complicados, sí señor, pero también traían cosas buenas.
—Tus abuelos no tienen nada que ver con tu accidente —declaró Brianna con una firmeza que no dejaba lugar a dudas.
Frente a ella, en la cama, Kane frunció el ceño. Junto a él, al borde, Evie abrió los ojos de par en par y luego arrugó la cara.
—¿Cómo es que…?
—Antes de que mi madre muriera, la escuché hablar por teléfono, y mencionó el apellido Beresford —le comentó a Evie, que cerró la boca—. En parte por eso decidí casarme con Kane, ya que el apellido Beresford llamó mi atención. Estando aquí pude conocerlos mejor, y comencé a investigar.
Evie volvió a abrir la boca, pero la cerró y suspiró.
—Vaya… —musitó quedo y luego frunció el ceño—. Entonces, ¿algún Beresford tuvo que ver con la muerte de tu madre?
—Aún no lo sé —contestó la muchacha—. Pero sé que ni Carol ni Angus están involucrados porque ya lo investigué. De hecho, salvo lo que le hizo a la empresa de Kane en Estados Unidos, no ha hecho nada que pueda con