Alessia bostezó y bebió un poco más de su café. Matthew y ella se habían desvelado trabajando o, mejor dicho, no durmieron. Ella no quiso tocar temas de trabajo durante una cena tan amena con los niños, así que esperó a que se fueran a dormir para enseñarle a Matthew su nuevo descubrimiento.
El español de Matthew estaba un poco oxidado, aprendió durante su breve matrimonio con Renata, y le tomó un poco más comprender lo que leía; Alessia lo ayudaba.
Matthew quería conocer primero la novela en su idioma original antes de hacer cualquier propuesta. Alessia, Lisa y Celine ya habían hecho su trabajo y confirmado que aquella historia sólo se encontraba en una plataforma digital, pero parecía libre de contrato editorial o al menos la autora no había comunicado nada. Sin embargo, antes de preguntar directamente a la escritora si estaba en planes de publicación, decidieron hablar con Matthew.
—Ya he redactado la carta para la autora —dijo Lisa sin disimular su emoción—. Ya sé que debemos esp