POV MIA
El tiempo perdió su significado.
No sabía cuánto llevaba en este cuarto. No sabía si era de día o de noche. Solo sabía que el dolor era lo único constante.
Mi rostro latía por los golpes. Mi labio estaba partido. Mi mejilla ardía. Pero eso no era nada.
El verdadero dolor estaba en mi pecho.
Mi bebé.
Lo protegí como pude, encorvándome, apretando los dientes con cada golpe, resistiendo, suplicando en silencio que aguantara.
Apreté los ojos con fuerza.
Sebastiano, por favor.
Por favor, ven por mí.
El sonido de pasos me obligó a abrir los ojos.
La puerta se abrió de golpe.
Y Alessandra entró.
Sus tacones resonaron con fuerza contra el suelo de concreto. Su vestido rojo ondeó a su alrededor mientras caminaba hacia mí, la expresión de su rostro era pura crueldad.
—Mírate —dijo con un tono de burla—. Tan patética. Tan… insignificante.
No respondí.
No le daría lo que quería.
Pero ella no necesitó una respuesta. Se inclinó un poco, evaluándome con asco.
—Por tu culpa no me casé con Seb