Clarissa sentía que Giovanni no estaba feliz, y a pesar de que se había acercado para consolarlo, ¿no era eso una prueba de que le importaba?

—Al final, sí es por mí que no estás feliz —dijo Clarissa, mirándolo, con un tono que claramente dejaba entrever algo de tristeza.

Giovanni se detuvo un momento y la escuchó, pero sin decir nada, solo la observó.

—Sé que he hecho muchas cosas mal —continuó ella, con una expresión que reflejaba el peso de sus palabras.

—Parece que te lo estás tomando demasiado en serio —respondió Giovanni.

—Solo estoy diciendo la verdad —respondió Clarissa, mirándolo fijamente antes de seguir—: Desde el principio, parece que no entendí bien lo que significa ser tu esposa.

—Tú dijiste que te casarías conmigo, que solo te casarías esta vez, y el mismo día de la boda me presentaste a la familia Santoro. Sabías que ya había sido herida antes, y por eso firmaste un contrato de matrimonio completamente a mi favor. Hiciste tanto por mí, desde el principio me diste señale