Adrián
Sokolov—Adelante —vuelvo a decir. La puerta se abre dejando ver una Marie nerviosa y mirándome con odio.
—Buenos días señor Sokolov —dice posandose en frente de mi escritorio.
—Buenos dias, llega... —hago una pausa para ver mi reloj —...46 minutos tarde.
—No volverá a pasar —dice mirándome fijamente.
—Aquí serás prácticamente la secretaria de todos, estarás al pendiente de que no le falte tinta a sus impresoras, no le falte hojas o si quieren algún café, icluyéndome —digo tomando un bolígrafo para sacar y entrar la punta por los nervios.
—Bien. Me retiro —dice y se da la vuelta.
Soy un imbécil.
Aunque tiene un poco de maquillaje aún se le ve el golpe en un lado de la cara. Y me maldigo por haber perdido el control. Como lo estoy h