—Iré a descansar, fue un viaje muy largo. Además, ustedes tienen mucho que hablar, ¿no es así?
No tuve el valor suficiente para mirar a mi hijo directamente a los ojos. Me era imposible alejarme de Seth y de su envolvente aroma. Sigue oliendo igual de bien a como mi mente lo recuerda. Había olvidado por completo que me sentía protegida entre sus fuertes y cálidos brazos.
—Descansa, hijo —su corazón latía tan rápido que, a pesar de las lágrimas, me sacó una sonrisa su nerviosismo.
—Sé sincera contigo y con los demás, mamá —asentí con la cabeza y dejó un beso en mi frente antes de marcharse y dejarnos solos.
Los latidos de mi corazón fueron en aumento mientras el silencio y mis sollozos nos envolvían. Me siento tan nerviosa como la primera vez que lo tuve así de cerca y me confesó su sentir a través de un beso cargado de pasión y una caricia que me estremeció el alma. Joder, es que sigo siendo la misma niña que, envuelta entre sus brazos, experimentó lo más bello del amor.
—Vayamos a un