Bienvenida fue la muerte a este maldito hogar que llamó "infierno".
Fui una mera espectadora que lo vio entrar con toda su gloria a través de la puerta de esta misera habitación, portando su gran túnica de color negro con esos bordados con millones de años de historia atrás de ello que cualquier humano sería incapaz de entender la inmensidad de esta maravilla.
Por las historias que escuche de la muerte, fue una gran sorpresa para mí ver cómo se agachaba para poder pasar bajo el marco de la puerta, un hombre tan alto que sería capaz de tocar el techo con tan solo extender un poco su mano.
Erróneamente por culpa de mitos envenenados llegue a pensar que la muerte era un simple esqueleto, deambulando por las calles sin un rumbo fijo en espera de almas para llevarse al reino de los muertos a una tortura o descanso eterno.
Pero ver esa piel blanca asomada de forma leve por la túnica negra me hizo darme cuenta de que no podría estar más equivocada, de que en realidad resultaba ser un hombre