Livy ClarkMis tacones golpeaban la alfombra con toda mi fuerza. Mi falda lápiz me hacía lucir más sensual de lo que en realidad debería ser. Mi cabello suelto me daba un aire salvaje y hermoso, y lo sabía, porque desde que entré en la industria Holloway, ningún hombre había podido dejar de mirarme.Todos los empleados estaban de pie, mirándome fijamente. Sus miradas de miedo, podía reconocerlas en cualquier lugar. Ya me había sentido así antes, y no diría nada ahora. No tenían que sentir más miedos, a menos que hubiera un gran motivo para ello.Un empleado corrió hacia mí. Sus grandes gafas deslizándose de su rostro y su ropa inadecuada me recordaban a alguien que fui alguna vez. – Se-sé... Sé...Lo encaré, sonriéndole lo más amablemente que pude. Ah, si él supiera que yo estaba más nerviosa que él. – Calma. Respira... Dime cuál es el problema.– No... No... – El pobre hombre respiró hondo. – ¡No puede entrar! – Parecía haber descargado toneladas de sus hombros cuando terminó la fras
Livy Clark– ¿Policía? Livy, no es para tanto. Sé que nosotros podemos resolvernos.– Solo un segundo... – Le dije al policía, y entonces puse la mano delante del celular. – ¿Resolvernos? ¿Qué sugieres? – Quité la mano de delante y volví a conversar con el policía. – Disculpe, voy a intentar resolver amigablemente. Regreso si lo necesito. Gracias. – Colgué.Daren Holloway parecía enojado, mientras Maila parecía finalmente respirar. Todo aquel aire siendo liberado, junto con el veneno que ella destilaba.Daren se sentó en mi silla y comenzó a balancearse. – Puedo ser tu mano derecha. Yo voy a comandar, pero la gente no sabrá eso. Tú tendrás tu gloria, y yo... Yo voy a seguir controlando la empresa de mi padre.– ¡Levántate de mi silla ahora! – Ordené.Él estaba temblando cuando se levantó. Uno de sus brazos estaba inútil, sujeto por una tipo. – Lo siento.– Él no era tu padre, Daren. Era mi padre. No seas hipócrita. Aquel hombre no era cercano a ti. No te cuidó ni vivió cerca de ti, so
Livy ClarkNecesitaba recordar cómo caminar otra vez. Los pasillos de la empresa estaban perfectamente limpios, alineados. Fue la primera vez que encontré aquel lugar saludable. Me detuve frente a la puerta de una sala y leí “Livy Clarke Holloway” pegado a ella. Mi corazón se retorció. Ella debería tener Holloway en su nombre, y no había nada más adecuado, pero yo debería habérselo dado cuando estuvieran casados y felices.Me senté en un sillón apoyado en la pared, sintiendo mi corazón rebosar de ansiedad. Mientras tanto, nadie vino hacia mí. Estaba allí, esperándola, como un día ella me esperó a mí. Podía entender la ansiedad y lo sorprendida que debió estar cuando la contraté.El ambiente parecía extraño, aunque perfectamente en sintonía. Los empleados eran como robots, trabajando, cada uno en su mesa, sin conversaciones ni risas. ¿Qué estaba sucediendo?La puerta se abrió enseguida. Una mujer rubia salió de la sala, prácticamente golpeando la puerta contra la pared al abrirla de go
Hardin Holloway– ¿Yo? ¿Celosa de ti? ¡Claro que no! Puedes acostarte con cuantas secretarias quieras. No perdonas a las feas, ¿por qué dejarías pasar a alguien como ella?Torcí mis labios en una sonrisa genuina. Aún intentaba ser seductor, sentado como un verdadero caballero, mientras ella evitaba mirarme. Aquellos ojos hermosos, rasgados y completamente pegados a la pila de papeles donde fingía leer un documento al revés... Reí un poco más. – Lo sé... – Bromeé. Estiré mis manos y giré el documento al lado correcto que ella debía leer. – Creo que sería mucho más fácil si lo intentas de la manera correcta.Aquellas mejillas estaban completamente rojas. Livy dejó la pluma a un lado y me encaró. – ¿Qué quieres conmigo?– ¿Qué quiero? – Me acerqué a la mesa y aquellas gafas de lectura se deslizaron de su nariz y cayeron cuando Livy Clarke se puso nerviosa. – ¡A ti!Rápidamente, ella lo recogió. Su semblante no parecía feliz. – Bueno, tendrás que pedir otra cosa. ¿Servirá la secretaria?–
Hardin HollowayMiraba aquella imagen, pero no podía creerlo. Las llamadas de Daren Holloway aún estaban grabadas en mi celular. Todos los mensajes de texto que Maila me envió, los había borrado sin tener que obligarme a abrirlos una segunda vez. Aquellas fotos inadecuadas, como si fuera posible, seducirme con limosnas... Ahora, mis ojos captaban solo a dos personas, trabajando como esclavos, que se esforzaban por esconder su rostro de mí.Daren se levantó, arrojó el cepillo al suelo y encaró a Livy Clarke. – ¿Yo no soy Estropajo?Pero Livy Clarke tenía una mirada cruel, casi irreconocible. – No dije que lo fueras.Daren Holloway se sintió aún más insultado cuando percibió el apodo cruel que la dulce Livy Clarke le había dado.Mi cabeza daba vueltas por dentro, tan confundido con todo lo que sucedía que apenas podía comprender con claridad. Maila aún estaba arrodillada, con una mirada triste, mirándome fijamente, pidiendo socorro...– ¿Qué están haciendo aquí?Livy aún mantenía la mir
Livy ClarkDespués de toda aquella escena en mi oficina, necesitaba alejarme de la ciudad. Tenía que mantenerme lejos. Mi bebé dormía al lado de Juan, mientras yo descansaba, sentada en aquella butaca de avión. Cerré mis ojos mientras sentía que alguien pasaba justo frente a mí. No tenía que abrir los ojos porque no me importaba quién estaba al lado.Amamantar por la noche es tan agotador, pero nadie avisa a la gente sobre eso. Oh, cuánto deseaba al menos una noche de sueño completo. Mi mente aún conseguía vagar directo a la noche donde las peores cosas me sucedieron en secuencia, como una cascada de problemas que yo misma activé. ¿Por qué hacía cosas así?Una voz a mi lado parecía jugar con mi hija en el asiento de atrás. Ella debería estar durmiendo y un extraño no debería entrometerse con bebés que no eran suyos. Intenté controlarme por algún tiempo, pero aquella imagen de una persona desconocida creando vínculos con mi hija parecía incómoda. Abrí mis ojos, mi cabeza giró hacia el
Livy ClarkDeberíamos conversar sobre todo, estaba segura de eso, pero mi rencor no permitía que aquello sucediera. Recordar cómo Hardin se declaraba a mí y luego besaba a su exesposa siempre era doloroso. ¿Y en cuanto a las mentiras? ¿Cómo podría Hardin explicármelas? ¿Cómo podría decirme que nunca hubo un bebé muerto y que él simplemente me odió intensamente durante todo mi embarazo?Me levanté de la cama cuando mi bebé lloró. De alguna forma, en aquella habitación de hotel, no me sentía solitaria. Me senté en una mecedora, acariciando al bebé mientras la niñera dormía en la habitación contigua. Probablemente, debería cuidar a la niña ahora, pero sabía lo cansada que estaba. Bueno, las dos lo estábamos. Hacía algún tiempo que no conseguía dormir bien.Ella ya había cerrado los ojos de nuevo cuando oí sonidos provenientes de la puerta. No eran golpes ni alguien intentando abrirla sin permiso. Era solo... no sé, ¿una impresión, quizás?Coloqué a mi bebé de nuevo en la cama y caminé ha
Hardin HollowayCaminé por el salón durante algún tiempo, observando las presentaciones, las armas. Inicialmente, no había ninguna señal de Livy Clarke. Después de dejarla apoyada en la puerta, aún temblorosa, estoy seguro de que pensó en mí toda la noche. No podrá ignorarme.Algunas mujeres se acercaron a mí, como solían hacerlo siempre en eventos como este. No me importan ellas, la forma en que intentan parecer atractivas, pero Livy Clarke necesita probar un poco de lo que me ha estado haciendo sentir todo este tiempo.– ¿De dónde eres? – Mi sonrisa forzada no prestaba la más mínima atención a lo que aquellas mujeres decían, pero aun así, fingía ser seductor y atento. Si supieran que nada de lo que hablaban estaba siendo comprendido...– ¿Todo bien? – Una rubia sonrió. Su rostro, envuelto en un maquillaje fuerte, dejaba explícito que no formaba parte del mundo de las armas. Aquella mujer buscaba un hombre rico y un acuerdo prenupcial si era lo suficientemente afortunada.– Sí, ¿por