Livy Clark
Mis tacones golpeaban la alfombra con toda mi fuerza. Mi falda lápiz me hacía lucir más sensual de lo que en realidad debería ser. Mi cabello suelto me daba un aire salvaje y hermoso, y lo sabía, porque desde que entré en la industria Holloway, ningún hombre había podido dejar de mirarme.
Todos los empleados estaban de pie, mirándome fijamente. Sus miradas de miedo, podía reconocerlas en cualquier lugar. Ya me había sentido así antes, y no diría nada ahora. No tenían que sentir más miedos, a menos que hubiera un gran motivo para ello.
Un empleado corrió hacia mí. Sus grandes gafas deslizándose de su rostro y su ropa inadecuada me recordaban a alguien que fui alguna vez. – Se-sé... Sé...
Lo encaré, sonriéndole lo más amablemente que pude. Ah, si él supiera que yo estaba más nerviosa que él. – Calma. Respira... Dime cuál es el problema.
– No... No... – El pobre hombre respiró hondo. – ¡No puede entrar! – Parecía haber descargado toneladas de sus hombros cuando terminó la fras