Voy a esforzarme para no intentar seducirte.
Hardin Holloway
Ver a Livy allí, frente a mí, tan preocupada, no servía para nada más que un recordatorio doloroso. Estaría lidiando con la carga de cuidar a una mujer que yo destruí, mientras veía a la mujer que amaba ser reparada por otro hombre.
Ni siquiera conseguía mirarla por mucho tiempo. Sentía una intensa angustia dentro de mí, y que no se pasaba, no importaba lo que hiciera.
– ¿Señor Holloway?
– Hardin... – La corregí. Odiaba ese apellido, y odiaba aún más el día en que él me adoptó en aquel lugar inmundo.
– Señor Hardin, el examen...
La mirada de la médica parecía triste. – ¿De mi hijo?
– Sí, señor...
Estaba interesado, pero, al mismo tiempo, sentía que no tenía elección. Era un bebé, y Daren estaba en prisión. El otro padre... Ah, él no tenía interés, ni siquiera vino aquí. ¿Quién cuidaría del niño, si no el asesino de su madre?
– ¿Y entonces? – Metí las manos en los bolsillos, intentando esconder lo mucho que sudaban. Disimulé las lágrimas que estaban casi cayendo por mis