Livy ClarkHabía sujetado mis zapatos cuando salí descalza del apartamento de Hardin Holloway. Llevaba un vestido rasgado y sucio, y me sentía extrañamente más sucia que cualquier otra cosa en mi cuerpo. ¿Todo lo que había hecho no fue más que una excusa? ¿Lo llevé hasta el apartamento y me aproveché de un hombre borracho? Todo esto no formaba parte del plan. No estaba en mis planes ser amable, ni estar en su cama. No estaba en mis planes besar a Hardin.Aún recordaba todas las cosas que sabía sobre él ahora. Aún podía ver la imagen de las mujeres con las que salió, circulando dentro de mi cabeza, como otro recordatorio doloroso. Aún podía oír todo lo que me dijo y cómo me confesó todo el sufrimiento. Aún podía recordar cómo había preguntado por el hijo de Hardin Holloway en el hospital en el que se suponía que había muerto, pero no había ningún niño. ¿Cómo? ¿Cómo alguien miente sobre algo tan terrible? ¿Cómo podía ser tan cínico?Apreté los botones del ascensor, implorando mentalment
Hardin HollowayMe desperté boca abajo en mi cama por la mañana. El sol entraba por la ventana de cristal, donde había olvidado correr las cortinas. Qué fastidio... Había babeado la almohada y sabía que probablemente Livy Clarke lo había presenciado. Al menos, estaba sin ropa... Eso debería querer decir algo.Me escurrí entre dolores de cabeza y la resaca. Mis ojos apenas podían abrirse. Estaba sentado en la cama después de un esfuerzo realmente patético. – ¿Livy? – Llamé.No podía verla en mi cama, así que imaginé que estaría en la cocina, preparando algo, como en mis mejores sueños y fantasías. Ni siquiera me vestí cuando salí de mi habitación. Caminé hacia la cocina como vine al mundo y miré alrededor. Ella no estaba allí. Pero las ollas chocaban y entonces me llené de esperanzas.Detrás del mostrador, estaba la mujer con la que probablemente dormí toda la noche y era incapaz de recordar. Todo lo que sabía era que necesitaba cambiar eso. Tenía que recordar cómo era estar con ella,
Livy ClarkMis tacones golpeaban la alfombra con toda mi fuerza. Mi falda lápiz me hacía lucir más sensual de lo que en realidad debería ser. Mi cabello suelto me daba un aire salvaje y hermoso, y lo sabía, porque desde que entré en la industria Holloway, ningún hombre había podido dejar de mirarme.Todos los empleados estaban de pie, mirándome fijamente. Sus miradas de miedo, podía reconocerlas en cualquier lugar. Ya me había sentido así antes, y no diría nada ahora. No tenían que sentir más miedos, a menos que hubiera un gran motivo para ello.Un empleado corrió hacia mí. Sus grandes gafas deslizándose de su rostro y su ropa inadecuada me recordaban a alguien que fui alguna vez. – Se-sé... Sé...Lo encaré, sonriéndole lo más amablemente que pude. Ah, si él supiera que yo estaba más nerviosa que él. – Calma. Respira... Dime cuál es el problema.– No... No... – El pobre hombre respiró hondo. – ¡No puede entrar! – Parecía haber descargado toneladas de sus hombros cuando terminó la fras
Livy Clark– ¿Policía? Livy, no es para tanto. Sé que nosotros podemos resolvernos.– Solo un segundo... – Le dije al policía, y entonces puse la mano delante del celular. – ¿Resolvernos? ¿Qué sugieres? – Quité la mano de delante y volví a conversar con el policía. – Disculpe, voy a intentar resolver amigablemente. Regreso si lo necesito. Gracias. – Colgué.Daren Holloway parecía enojado, mientras Maila parecía finalmente respirar. Todo aquel aire siendo liberado, junto con el veneno que ella destilaba.Daren se sentó en mi silla y comenzó a balancearse. – Puedo ser tu mano derecha. Yo voy a comandar, pero la gente no sabrá eso. Tú tendrás tu gloria, y yo... Yo voy a seguir controlando la empresa de mi padre.– ¡Levántate de mi silla ahora! – Ordené.Él estaba temblando cuando se levantó. Uno de sus brazos estaba inútil, sujeto por una tipo. – Lo siento.– Él no era tu padre, Daren. Era mi padre. No seas hipócrita. Aquel hombre no era cercano a ti. No te cuidó ni vivió cerca de ti, so
Livy ClarkNecesitaba recordar cómo caminar otra vez. Los pasillos de la empresa estaban perfectamente limpios, alineados. Fue la primera vez que encontré aquel lugar saludable. Me detuve frente a la puerta de una sala y leí “Livy Clarke Holloway” pegado a ella. Mi corazón se retorció. Ella debería tener Holloway en su nombre, y no había nada más adecuado, pero yo debería habérselo dado cuando estuvieran casados y felices.Me senté en un sillón apoyado en la pared, sintiendo mi corazón rebosar de ansiedad. Mientras tanto, nadie vino hacia mí. Estaba allí, esperándola, como un día ella me esperó a mí. Podía entender la ansiedad y lo sorprendida que debió estar cuando la contraté.El ambiente parecía extraño, aunque perfectamente en sintonía. Los empleados eran como robots, trabajando, cada uno en su mesa, sin conversaciones ni risas. ¿Qué estaba sucediendo?La puerta se abrió enseguida. Una mujer rubia salió de la sala, prácticamente golpeando la puerta contra la pared al abrirla de go
Hardin Holloway– ¿Yo? ¿Celosa de ti? ¡Claro que no! Puedes acostarte con cuantas secretarias quieras. No perdonas a las feas, ¿por qué dejarías pasar a alguien como ella?Torcí mis labios en una sonrisa genuina. Aún intentaba ser seductor, sentado como un verdadero caballero, mientras ella evitaba mirarme. Aquellos ojos hermosos, rasgados y completamente pegados a la pila de papeles donde fingía leer un documento al revés... Reí un poco más. – Lo sé... – Bromeé. Estiré mis manos y giré el documento al lado correcto que ella debía leer. – Creo que sería mucho más fácil si lo intentas de la manera correcta.Aquellas mejillas estaban completamente rojas. Livy dejó la pluma a un lado y me encaró. – ¿Qué quieres conmigo?– ¿Qué quiero? – Me acerqué a la mesa y aquellas gafas de lectura se deslizaron de su nariz y cayeron cuando Livy Clarke se puso nerviosa. – ¡A ti!Rápidamente, ella lo recogió. Su semblante no parecía feliz. – Bueno, tendrás que pedir otra cosa. ¿Servirá la secretaria?–
Hardin HollowayMiraba aquella imagen, pero no podía creerlo. Las llamadas de Daren Holloway aún estaban grabadas en mi celular. Todos los mensajes de texto que Maila me envió, los había borrado sin tener que obligarme a abrirlos una segunda vez. Aquellas fotos inadecuadas, como si fuera posible, seducirme con limosnas... Ahora, mis ojos captaban solo a dos personas, trabajando como esclavos, que se esforzaban por esconder su rostro de mí.Daren se levantó, arrojó el cepillo al suelo y encaró a Livy Clarke. – ¿Yo no soy Estropajo?Pero Livy Clarke tenía una mirada cruel, casi irreconocible. – No dije que lo fueras.Daren Holloway se sintió aún más insultado cuando percibió el apodo cruel que la dulce Livy Clarke le había dado.Mi cabeza daba vueltas por dentro, tan confundido con todo lo que sucedía que apenas podía comprender con claridad. Maila aún estaba arrodillada, con una mirada triste, mirándome fijamente, pidiendo socorro...– ¿Qué están haciendo aquí?Livy aún mantenía la mir
Livy ClarkDespués de toda aquella escena en mi oficina, necesitaba alejarme de la ciudad. Tenía que mantenerme lejos. Mi bebé dormía al lado de Juan, mientras yo descansaba, sentada en aquella butaca de avión. Cerré mis ojos mientras sentía que alguien pasaba justo frente a mí. No tenía que abrir los ojos porque no me importaba quién estaba al lado.Amamantar por la noche es tan agotador, pero nadie avisa a la gente sobre eso. Oh, cuánto deseaba al menos una noche de sueño completo. Mi mente aún conseguía vagar directo a la noche donde las peores cosas me sucedieron en secuencia, como una cascada de problemas que yo misma activé. ¿Por qué hacía cosas así?Una voz a mi lado parecía jugar con mi hija en el asiento de atrás. Ella debería estar durmiendo y un extraño no debería entrometerse con bebés que no eran suyos. Intenté controlarme por algún tiempo, pero aquella imagen de una persona desconocida creando vínculos con mi hija parecía incómoda. Abrí mis ojos, mi cabeza giró hacia el