Livy Clark
Mi bolso se deslizó de mis manos. Estaba tan impactada que ni siquiera podía moverme. Mi corazón latía como un loco y sentía que estaba a punto de morir. Sé que la paranoia había dominado mi mente, pero ni de lejos podría pensar que vería aquella escena grotesca ante mis ojos.
Todo mi mundo giró. Estaba cayendo desde lo alto de una torre de cartas donde Hardin me había colocado de la forma más fantasiosa y me había aprisionado allí. – ¿Hardin? – Repetí.
Podía ver los ojos de Maila rojos, debido al esfuerzo. Apuesto a que ni siquiera durmieron anoche. Mis manos temblaban solo de pensar en todo lo que él le había hecho. Respiré hondo y di un paso más y otro. “Uno a la vez, Livy”, pensaba, mientras mis manos temblorosas alcanzaban las manos de Hardin Holloway. Le arrebaté aquel cuchillo sucio de las manos y aquel hombre ni siquiera me miró.
Hardin no reaccionó a ningún movimiento. Sostuve el objeto y vi cómo los ojos de Maila aumentaban de tamaño. Tal vez los malos tratos que